Técnicas de decoración en relojería
Tanto para el ojo inexperto como para el sagaz, la belleza de un reloj suele residir en los detalles de su acabado. Pues bien, ¿sabía usted que, originalmente, las primeras ornamentaciones se debían en realidad a preocupaciones funcionales, no estéticas? Desde entonces, mezclando tradición y modernidad, los artesanos y fabricantes han seguido aplicando estos procesos decorativos al arte de la relojería.
Como comprador, conocer estos diferentes métodos y sus matices le permitirá apreciar mejor el valor y la experiencia que hay detrás de cualquier modelo de reloj. Perlado, calado, grabado, damasquinado, cincelado, achaflanado; estos términos ya no tendrán ningún secreto para usted. Así que veamos un resumen de las principales técnicas decorativas en relojería.
Grabado
El grabado es uno de los procesos decorativos más comunes en la relojería. Se trata de dibujos y patrones grabados en la esfera, la caja o las piezas del movimiento. También puede tratarse de números y letras; en ese caso, el grabado sirve para la identificación. Hoy en día existen todo tipo de técnicas de grabado, desde las más modernas -mecánica, química, láser, pantógrafo- hasta las artesanales, como el grabado calcográfico con buril.
Cincelado
Al contrario del grabado, el cincelado tiene el efecto de hacer resaltar el motivo dándole relieve. Para realizar esta decoración con la máxima precisión y destreza, el artesano relojero esculpe el motivo excavando en el material circundante, con una hoja de acero biselada llamada cincel. El cincelado industrial utiliza un proceso de prensado (estampado), que permite obtener un resultado aún más limpio y bien hecho.
Perlado
El perlado consiste en trazar pequeños círculos muy próximos entre sí, o incluso ligeramente superpuestos. También llamado Œil de Perdrix, adorna principalmente los puentes y las placas y contribuye a dar un efecto mate a las superficies. Aunque hoy en día tiene un propósito puramente estético, antes servía para reducir el reflejo de la luz, facilitando el montaje al relojero. Dado que las máquinas modernas son costosas y se limitan a la producción a gran escala, todavía se realiza principalmente a mano con una herramienta especial, para deleite de los conocedores. Equipada con un eje giratorio, la máquina marca delicadamente la pieza, dibujando así los círculos a intervalos regulares.
Calado
Históricamente reservada a los puentes de los relojes antiguos, el calado experimentó un resurgimiento de su popularidad gracias al reciente entusiasmo por los "relojes esqueleto". Cuando hablamos de calado nos referimos a piezas con secciones recortadas para crear una abertura. El mecanismo se hace visible, revelando sus diversos componentes y ruedas dentadas. La parte calada puede adoptar la forma de un motivo, generalmente floral o animal, lo que añade un plus estético.
Damasquinado
Damasquinado, Côtes de Genève o Franjas de Ginebra; todos estos términos se refieren a un mismo motivo. Surgido hace más de un siglo, este acabado sigue siendo muy común entre los relojes de alta gama. Está formado por rayas o líneas onduladas, que evocan las olas del mar, y se utiliza para decorar las placas, los discos y la superficie visible de los puentes. Hoy en día puede realizarse fácilmente con una máquina semiautomática o de control digital. Los propios relojeros prefieren el uso de una regla para dibujar, siguiendo un método antiguo que consiste en trazar líneas en la superficie del reloj de forma controlada y regular. Los tornos también se eligen a menudo para este fin: dotados de una almohadilla abrasiva, la herramienta hace rayas con un movimiento de ida y vuelta.
Motivos de rayos de sol y espirales
El primer motivo, que se asemeja a los rayos del sol, representa líneas rectas que van del centro a los bordes exteriores. Esta decoración se utiliza en el volante, el rochete o la masa oscilante del movimiento, donde se aplica con una muela en forma de cúpula que se hace girar sobre la superficie. Una variante es el diseño en espiral; en este caso, unas sutiles espirales sustituyen a las líneas rectas.
Achaflanado
Más allá de su innegable elegancia, el achaflanado es una técnica muy exigente que requiere una ejecución precisa y meticulosa. Realizado correctamente, permite eliminar posibles asperezas que podrían perjudicar la funcionalidad del movimiento. Consiste en recortar el borde entre la superficie y los lados del mecanismo formando un chaflán inclinado a 45º. Este último se alisa a continuación, reduciendo así el riesgo de corrosión.
Guilloqueado
El guilloqueado es un tipo de grabado calcográfico utilizado para decorar las esferas y las cajas de los relojes. Se trata de una técnica muy antigua, surgida en el siglo XVI, pero que no se introdujo en el mundo de la relojería hasta finales del siglo XIX. Consiste en tallar líneas rectas y curvas entrelazadas con una máquina de guilloches, una herramienta compuesta por una manivela y un buril. Todavía hoy conserva su prestigio; los relojeros que todavía pueden realizar esta técnica son escasos y muy codiciados.
Granallado y arenado
El concepto clave del granallado consiste en lanzar microperlas de metal contra una superficie a toda potencia. Al impactar, las microesferas excavan cientos de pequeños cráteres, dando a la pieza un acabado mate y granulado. El carácter técnico de este proceso radica en el control del chorro: una potencia excesiva o demasiadas microperlas pueden dañar el material. Por este motivo, a veces se prefiere el arenado, un proceso similar que, a pesar de lo que sugiere su nombre, no utiliza arena, sino materiales abrasivos muy duraderos como el corindón blanco.
Satinado
También conocido como cepillado, el satinado consiste en recubrir una superficie metálica con minúsculas rayas paralelas hasta conseguir un acabado limpio y consistente. Una característica distintiva de esta técnica es cómo capta la luz. De forma discreta, se utiliza en las partes menos visibles del movimiento, como los bordes de los componentes, pero también en las cajas y las correas.
Pulido
El pulido de una pieza matiza el material, haciéndolo muy suave y creando así un efecto espejo. El objetivo del pulido es, sobre todo, dar más brillo. En relojería de alta gama, este acabado tan meticuloso se realiza a mano, utilizando un disco cubierto con una pasta abrasiva. Cuando se trata de pulir, el pulido negro (o pulido de espejo) es el mejor de todos, ya que ofrece un sorprendente espectáculo visual de contrastes de luz y reflejos.
La decoración de los relojes puede, por tanto, adoptar diversas formas, cada una de ellas adaptada a la complejidad de los mecanismos y al estilo de los relojes. Aunque la modernización de ciertos procesos es ideal para la producción a gran escala, el encanto distintivo del acabado a mano sigue prevaleciendo en la Alta Relojería.